El Vicario de Cristo está a punto de llegar de nuevo a España. No sólo Madrid, sino toda España te espera, Benedicto XVI.
Necesitamos tu mensaje, queremos oir tu voz, por la que Cristo quiere iluminar nuestra vida e iluminar nuestra sociedad. Santo Padre, España se ha caracterizado siempre por su adhesión al Evangelio de Jesucristo, por su audacia a la hora de proclamarlo dentro y fuera de sus fronteras, por la fidelidad al Papa, por ser la Tierra de María.
Siempre que el Sucesor de Pedro ha venido a nuestro suelo, se ha sentido multitudinariamente arropado. También en esta ocasión nos hemos preparado para recibirte, con más ganas, si cabe, puesto que sabemos que más allá de lo que algunos quieran decir o hacernos pensar, vienes como pastor bueno a traernos sosiego, paz y esperanza. Vienes como testigo de Cristo Resucitado, con la humildad y sencillez del que propone la verdad sin más fuerza que la de la verdad misma.
Tu presencia es signo de comunión, de catolicidad, de apertura a todos; no sólo a los demás hermanos católicos, sino a todo hombre de buena voluntad. Saludas con los brazos abiertos porque quieres manifestar que a todos acoges; juntas las manos en actitud de oración y de unión, la oración y la unión que presidirán a todos los que estaremos contigo en este fin de semana inolvidable.
No estás solo, Santo Padre, te quiere acompañar toda la Iglesia de España, todas las parroquias, movimientos, personas que día a día trabajamos por el Reino de Dios en medio de la adversidad. Obispos, sacerdotes, personas consagradas, fieles laicos, niños, mayores... Todos los católicos de España queremos gritar: