Enviados a Anunciar el Evangelio
Desde el 7 de Noviembre de 2015 (Todos los santos de la Orden) al 21 de enero de
2017. Se conmemora el 800 aniversario de dos bulas del Papa Honorio III
mediante las cuales se confirma la Orden de Predicadores. La bula "Religiosam
Vitam", fechada en Roma el día 22 de diciembre de 1216 y la bula Gratiarum omnium
largitori de 21 de enero de 2017 por las que se confirmó la
Orden de Predicadores.
Mediante
estas bulas se hacía realidad el proyecto del santo español Santo Domingo de
Guzmán, quien preocupado por la falta de formación del pueblo de Dios y por los problemas del mundo y de
la iglesia del momento, sintió la necesidad de crear una Orden cuyos miembros
estuvieran dedicados a la predicación, la contemplación, el estudio y la
compasión, para ayudar a los hombres y mujeres de cada tiempo.
El lema del jubileo “Enviados a anunciar el Evangelio” nos
interpela en nuestra vida como cristianos. Además la mayor parte de este
jubileo se complementa con el extraordinario jubileo de la Misericordia (8 de diciembre de 2015 al
20 de
noviembre de 2016) por
lo que es una buena ocasión para revisar nuestra vida como cristianos y vivir
un tiempo de gracia y conversión. Todos somos predicadores que tenemos que
llevar el Evangelio a nuestra vida y a nuestros ambientes.
¿Qué celebramos en el Jubileo?
Actitud de Cambio
Un jubileo era para el pueblo de Israel un
tiempo de alegría y de renovación: “cuando cada uno de vosotros regrese a su
propiedad y vuelva a su familia” (Lev 25, 10). Si nuestro Jubileo nos invita de
a volver a los orígenes de la Orden es –paradójicamente– para recordar el
momento fundacional, en el que santo Domingo envió a nuestros primeros hermanos
fuera de su casa, de su familia, de su nación, para que descubrieran el gozo y
la libertad de la itinerancia.
Pero ser enviado como discípulo de Cristo
significa algo más que el mero hecho de moverse de un sitio para otro:
siguiendo a Cristo, somos enviados a predicar el Evangelio Se propone así, una
doble actitud. Actitud de gratitud por el don de la vocación de la Orden, por
la confianza y la fidelidad del Señor, por la tradición que se nos ha
transmitido, por la riqueza y la diversidad con la que los frailes realizan por
el mundo la misión de predicación, y por las nuevas vocaciones que nos son
dadas. Actitud también de verdad y de humildad, por la cual, bebiendo en las
fuentes de nuestra historia y de nuestra tradición, pedimos al Señor, con un
espíritu de metanoia, que renueve la generosidad y la libertad interior que nos
disponen a ser de nuevo enviados a anunciar el Evangelio con pasión,
creatividad y alegría, como lo fueron los primeros frailes de Domingo.
Renovación de la orden.
La celebración del Jubileo significa entrar
en un proceso dinámico de renovación. La Orden busca renovarse entrando en un
proceso que culmine en el envío de los frailes a predicar, al igual que Domingo
envió a los primeros hermanos. Compartimos el gozo y la libertad de ser
enviados junto con toda la Familia Dominicana. Mientras nos preparamos para el
jubileo, confesamos que, como dominicos, somos enviados a predicar la Buena Noticia
de la Resurrección de Cristo. Y al prepararnos para ser enviados de nuevo, nos
preguntamos: ¿por quién somos enviados? ¿A quién somos enviados? ¿Con quién
somos enviados? ¿Qué llevamos con nosotros en nuestro envío?.
El capítulo general decidió llamar la
atención de todos los frailes y de las comunidades sobre ciertas dimensiones
muy concretas de nuestra vida, invitándonos a aprovechar el tiempo de
preparación de la celebración del Jubileo como una ocasión para consolidar la
vida y la misión de la Orden. Lejos de ser una efímera autocelebración, el
recorrido jubilar que se nos propone es más bien un camino -una
"escuela"- de verdad y de humildad, un camino de metanoia que nos
invita, individualmente y en comunidad, a dar todo su peso a cada una de las dimensiones,
a cada una de las exigencias de la vida que profesamos.
Criterios.
La celebración debe estar orientada hacia
Dios, de quien recibimos el don de nuestra vocación dominicana; y hacia
aquellos a quienes somos enviados. El recuerdo de nuestra historia tiene por
objeto recordarnos, en actitud agradecida, nuestros orígenes y ayudarnos a
descubrir el lugar de la itinerancia en nuestro modo de vida. La celebración
del Jubileo es una oportunidad para que, con espíritu ecuménico, nos
aventuremos a penetrar en “nuevos mundos”, en actitud de diálogo y solidaridad
con los olvidados, los pobres, las víctimas de la violencia y la opresión.
Deberíamos acercarnos a los creyentes de
otras tradiciones religiosas e igualmente a los no creyentes, para estar junto
a ellos en su búsqueda de sentido. La celebración del Jubileo debería reflejar
la creatividad que se necesita para predicar hoy, mediante las
artes y los medios modernos medios de comunicación. La celebración
del Jubileo debe incluir a todas las ramas de la familia dominicana y escuchar
la voz y la imaginación de los jóvenes.
Gracias Espirituales del Jubileo Dominicano
Con motivo del Jubileo de la Orden de
Predicadores en 2016, el Papa Francisco, previa solicitud del Maestro
de la Orden, fray Bruno Cadoré, ha ordenado a la Penitenciaría Apostólica
la promulgación de un Decreto por el que se concede Indulgencia Plenaria a
quienes participen en la celebración de este Año Jubilar.
La Orden ha querido así, en comunión de espíritu con
el año de la misericordia,que quienes participen en las
celebraciones jubilares que tengan lugar entre el 7 de noviembre de
2015 y el 21 de enero de 2017, y todos los fieles que acudan a cualquier
iglesia de la Familia Dominicana en todo el mundo, puedan ganar indulgencia
plenaria, o dicho de otro modo, pueda acercarse a la misericordia del Padre con
la certeza que su perdón se extiende sobre toda la vida del creyente.
Para ello se pide que los fieles que quieran alcanzar
esta gracia, cumplan las condiciones habituales en este caso, como es confesarse,
comulgar y orar por las intenciones del Santo Padre. Además se suman
unas características especiales de acuerdo a las circunstancias: que ante el
Santísimo Sacramento durante un tiempo conveniente se dediquen a
piadosa meditación, concluyendo con la Oración del Señor o Padre nuestro, el
Símbolo de la Fe o Credo, la Oración del Jubileo y la invocación a la Santísima
Virgen María del Rosario.
“Vivir la indulgencia significa acercarse a la
misericordia del Padre con la certeza que su perdón se extiende sobre toda la
vida del creyente”, nos recuerda el papa en
su Bula de convocatoria del año jubilar extraordinario de la Misericordia. Los
dominicos y dominicas de España, predicadores de la misericordia, abrimos las
puertas de nuestras iglesias invitándoos a sentir de cerca el perdón ilimitado
de Dios.
Texto del Decreto traducido al castellano:
PAENITENTIARIA APOSTOLICA
Prot. N. 16/15/I
BEATÍSIMO PADRE,
Decreto de la Penitenciaria Apostolica |
Bruno Cadoré, Maestro de la Orden de Frailes
Predicadores, manifestando hacia Vuestra Santidad los propios sentimientos de
devoción así como los de toda la Familia Dominicana, reverentemente expone: El
Sumo Pontífice Honorio III, mediante dos Bulas «Religiosan vitam», del día 22
de Diciembre de 1216, y «Gratiarum omnium largitori», del día 21 de Enero de
1217, confirmó y ratificó la Orden de Frailes Predicadores bajo la Regla de San
Agustín. Para celebrar dignamente el día de este doble Ochocientos Aniversario,
en todas las capillas de la Familia Dominicana, se tendrán solemnes ritos y religiosas
inauguraciones, desde el día 7 de Noviembre de 2015, Fiesta de Todos los Santos
de la Orden, hasta el día 21 de Enero de 2017, en que se cumplirá el
Ochocientos Aniversario de la segunda Bula. Con el fin de que se manifieste más
la divina largueza para con los integrantes de la Familia Dominicana y otros
fieles piadosos y, en consecuencia, se consigan más abundantes frutos
espirituales, el susodicho Reverendísimo Orador humildemente pide el don de
Indulgencias a modo de Jubileo.
Y Dios, etc.
Y Dios, etc.
El día 7 de Agosto de 2015
La PENITENCIARÍA APOSTÓLICA, POR ESPECIAL mandato del
Santísmo Padre Francisco, concedió benignamente un Año Jubilar con la unida
Indulgencia plenaria, bajo las acostumbradas condiciones (confesión
sacramental, comunión eucarística y oración a intención de Sumo Pontífice) a
los fieles cristianos verdaderamente arrepentidos e impulsados por la caridad,
una vez al día, que podrán aplicar también a modo de sufragio por las almas de
los fieles retenidos en el Purgatorio, cuantas veces, unido su corazón a los
fines del Año Santo de la Misericordia:
a.- tomen parte devotamente en las
celebraciones jubilares indicadas en el escrito de súplica;
b.- visiten las
iglesias o capillas de la Familia Dominicana en forma de peregrinación y allí
ante el Santísimo Sacramento durante un tiempo conveniente se dediquen a
piadosa meditación, concluyendo con la Oración del Señor o Padre nuestro, el
Símbolo de la Fe o Credo, la Oración del Jubileo y la invocación a la Santísima
Virgen María del Rosario.
Los integrantes de la Familia Dominicana que, por
enfermedad u otras graves causas se hallen impedidos para estar presentes en
las celebraciones jubilares, en el lugar donde les retiene el impedimento,
podrán conseguir Indulgencia plenaria, formando en su corazón un detestación de
cualquier pecado, y formulando una intención de cumplir cuanto antes les sea
posible con las tres acostumbradas condiciones, si se unen espiritualmente a
los sagrados ritos, ofreciendo sus oraciones y sufrimientos o las incomodidades
de la propia vida a Dios misericordioso por María.
Así pues, para que el acceso al perdón divino por las
llaves de la Iglesia, resulte más fácil mediante la caridad pastoral, esta
Penitenciaría ruega con empeño que los sacerdotes de la Orden de Santo Domingo
se muestren dispuestos de corazón a la celebración de la Penitencia en los
lugares jubilares y administren frecuentemente la Santa Comunión a los
enfermos.
Será válido para el presente Año Jubilar. No obstando ninguna cosa en contrario
.
MAURO Card. PIACENZA
Penitenciario Mayor
Penitenciario Mayor
KRISTOF NYKIEL
Regente
Regente