El día en que se coronó la Virgen del Rosario
Extracto de la memoria realizada por D. Antonio Rivera Rodríguez, Secretario de la Hermandad en 1961 y que próximamente será publicada dentro de una obra dedicada a la historia de tan venerada imagen.
El día trece de mayo, víspera de la Coronación, tuvo lugar a las once de la noche, el memorable acontecimiento del traslado de la Santísima Virgen del Rosario desde su templo de Santo Domingo hasta la explanada del Triunfo en una piadosa procesión de antorchas. Rodeando el trono de la Virgen toda la comunidad de Santa Cruz. Lentamente subió el trono de la Señora hasta el pie del monumento a su Inmaculada Concepción, y allí quedó la Virgen del Rosario escuchando las plegarias de los granadinos que postrados a sus plantas en aquella inolvidable madrugada.
Amaneció luminoso y sereno el domingo 14 de mayo desde las cinco de la mañana los Padres Dominicos comenzaron a celebrar el Santo sacrificio de la Misa ante el altar de la venerada Imagen con gran afluencia de fieles. Con carácter muy solemne se celebraron las misas de 9, 10 y 11.
La primera de ellas la celebró el P. Manuel Crespo O.P. párroco de Santa Escolástica y fue dedicada a la Santísima Virgen por la Archicofradía del Rosario y las asociaciones marianas de Andalucía que participaron en la Asamblea de la Coronación, todas las cuales con sus banderas y estandartes ponían una nota brillante en las gradas del altar.
Seguidamente comenzaron a llegar a la explanada del triunfo numerosos colegios, los Colegios Mayores universitarios y asimismo una gran afluencia de estudiantes de las distintas facultades a todos los cuales presidio el Rector Magnifico de la Universidad Excmo. Sr. D. Emilio Muñoz Fernández, para asistir a la santa Misa que los centros docentes de Granada ofrecían a la Santísima Virgen del Rosario. Dijo la misa, que oyeron un número aproximado de diez mil escolares, el P. Agustín Turrado O.P.
Por último hicieron entrada en el mismo las fuerzas de la guarnición que concurrían para asistir a la misa solemne que los ejércitos de Tierra, Mar y Aire dedicaron a la Santísima Virgen del Rosario, Capitana General de la Armada Española. Asistieron el Excmo. Sr. Ministro de Marina Almirante Abarzuza y el Capitán General de la Novena Región Sr. Álvarez Serrano, a quienes acompañaban sus ayudantes y otros altos jefes del ejército y la marina. Asimismo presidieron acompañando al ministro el Excmo. Sr. Gobernador Civil Sr. Alfin Delgado y el Presidente de la Diputación Provincial Sr. Zúñiga Hernández.
Durante las primeras horas de la tarde empezaron a congregarse millares de personas. Antes de comenzar el solemne pontifical, la Galeona, Virgen del Rosario que se venera en la Iglesia de Santo Domingo de Cádiz, llega a la explanada en helicóptero. Acto seguido dieron comienzo las ceremonias de coronación canónica de Nuestra Señora del Rosario.
Misa Comunitaria, Coronación y Decreto Pontificio.
Por el Sr. Obispo salmantino, Dr. Fr. Francisco Barbado Viejo O.P., se celebró la misa comunitaria en el altar, ante el trono de la Virgen del Rosario. La Schola de Santa Cruz la Real interpretó diversos motetes y plegarias. Durante la misa, el helicóptero sobrevoló arrojando claveles blancos. Terminado el Santo Sacrificio, por el P. Manuel Crespo O.P. fue leído el decreto pontificio sobre la coronación, retransmitido a través de los altavoces y a cuyo final se aplaudió con vítores al Sumo Pontífice.
Tras la lectura del decreto, el Presidente de la Archicofradía D. José Martínez Ferrol, presidente de la Archicofradía, entregó en bandeja de plata las coronas de la Santísima Virgen al Ministro de Marina que vestía uniforme de Almirante de la Armada Española y la del Niño Jesús a la esposa del ministro, y ambos como Padrinos de la coronación y luciendo medallas de oro de la Archicofradía del Rosario, avanzaron al lugar donde se encontraban revestidos de pontifical S.E.R. Dr. García y García de Castro, Arzobispo de Granada que procedió a bendecir solemnemente las coronas y acto seguido acompañado del Señor Obispo de Salamanca que le asistía y de los Padrinos ascendieron al trono, colocando las magnificas coronas sobre las cabezas de las sagradas imágenes, mientras las bandas de música interpretaban el Himno Nacional y se escuchaban las salvas de la artillería cuyos cañonazos disparaban en honor de la Virgen desde el balcón de San Cristóbal.
Terminada la coronación, el Dr. García y García de Castro dio lectura a un telegrama de la Secretaría de Estado del Vaticano. Hecho el silencio, el Arzobispo hizo uso de la palabra dirigiéndose a los granadinos. Las palabras del prelado granadino fueron acogidas con una inmensa e interminable salva de aplausos. Inmediatamente, el Sr. Arzobispo impartió la bendición a la multitud.
Procesión de regreso a Santo Domingo.
Terminadas las ceremonias de la coronación se puso en marcha la solemne procesión que acompañó a la Santísima Virgen del Rosario en su regreso al templo de Santo Domingo. Con gran dificultad fue abriéndose paso el cortejo religioso, entre el gentío para llegar a la Gran Vía, que con el resto del recorrido se encontraba totalmente abarrotada por un gentío tan compacto, que en pocas ocasiones se podrá contemplar nada semejante.
El trono de la Virgen del Rosario aparecía escoltado por soldados de Infantería de Marina. Inmediatamente después el clero en el que figuraba revestido con capa el Prior de Santa Cruz P. José Plaza O.P. y acompañado de dignidades de la Orden de Predicadores, entre las que figuraba el Sr. Obispo de Salamanca.
Corporaciones y presidencias oficiales
Figuró el Exmo. Ayuntamiento de Granada bajo mazas. Le seguían las comisiones militares formadas por señores Coroneles y Jefes de todas las Armas y Cuerpos de la Guarnición que iban presididas por el General Gobernador Militar Excmo. Sr. General Fernández-Escudero. Y por último figuraba una presidencia de honor que ostentaba el Excmo. Sr. Ministro de Marina Almirante Abarzuza acompañado por otros altos mandos del ejercito. Finalmente cerraba la comitiva la Banda de Música del Ministerio de Marina y una Compañía de honores del Departamento Naval de Cádiz con bandera y banda de tambores y cornetas.
En todo el trayecto que recorrió la procesión cubrían carrera fuerzas del ejército en razón a los honores de Capitán General de la Armada que a la Santísima Virgen del Rosario le corresponden por concesión del gobierno. El regreso de la Santísima Virgen a su templo constituyó una autentica apoteosis de devoción y entusiasmo popular como pocas veces se habrá visto en Granada. Su trono, en medio de un verdadero delirio de fe mariana, fue entrando lentamente en la Iglesia de Santo Domingo rodeada de millares de devotos entre los que figuraban muchos extranjeros que emocionados expresaban su entusiasmo agitando pañuelos, cuando la Virgen, mientras repicaban jubilosas las campanas, entraba por el arco de la puerta del templo llevándose prendidas en el manto las estrellas brillantes de la noche primaveral y sublime del día de su Coronación Canónica.