Las cofradías del Rosario, las
primera de ellas fundada en Colonia en 1475, tenían en un principio su fiesta
principal el primer domingo del mes de mayo, así como cultos mensuales los
primeros domingos de mes. Sin embargo en 1571, convencido el papa san Pío V de
que la victoria naval de Lepanto se debía a la protección de la Virgen María,
para agradecer tan gran beneficio y perpetuar su recuerdo, estableció que todos
los años, el domingo primero de octubre, aniversario de aquella gloriosa
jornada, se celebrase la fiesta de la Virgen de las Victorias. La batalla de
Lepanto aconteció el domingo 7 de octubre de 1571. Algunos años después, esta
festividad fue consagrada po
Más tarde, el año 1716, después
de las victorias cristianas sobre el poder musulmán cerca de Tameswar el 5 de
agosto, y cerca de la isla de Corfú, el 22 del mismo mes, atribuidas a la
protección de María por el rezo del rosario, el Papa Clemente XI hizo extensiva
la fiesta del Santísimo Rosario a la Iglesia universal.
En 1913, el Papa San Pio X, fijo
la fecha de la fiesta, el 7 de octubre, celebrándose el primer domingo, en las
cofradías y en la Orden de Predicadores.
La Orden de Predicadores, en
1969, decide abandonar su liturgia y calendario propios, para adoptar el rito
romano. A las cofradías del Rosario se les permite poder celebrar la fiesta de
la Virgen en la fecha tradicional en la orden. En Granada, la primera vez que
se celebre el día 7 como fiesta del Rosario será en 1979, y la función
religiosa del primer domingo de octubre, se seguirá celebrando, ya
descontextualizada, hasta el 2000.
La fiesta del Rosario por bula de
San Pio V está adornada con un jubileo toties quoties, es decir, cuantas veces
se entre en el templo, en el cual este establecida la cofradía del Rosario,
este jubileo es conocido como gran perdón del Rosario, se gana indulgencia
plenaria en cada visita a la imagen, confesando, comulgando, rezando por las
intenciones del Papa, y rezar a la Virgen una parte del Rosario.
Asimismo la Archicofradía del
Rosario de Granada tiene por privilegio del Rey Felipe II, desde 1588, renovado
por Isabel II, el toque de la campana de la vela, de la Alhambra, en memoria de
la victoria naval de Lepanto, obtenida por la Santísima Virgen del Rosario.