Con gran solemnidad celebró la fiesta del Santísimo Rosario
la Archicofradía de Granada. Durante todo el día estuvo abierto el templo de
Santo Domingo, para que la Stma. Virgen recibiera el agasajo de los devotos. A
las doce se rezó el ángelus, y a las una y media se expuso el Santísimo
Sacramento, rezándose las cuatro partes de Rosario.
La campana de la Vela, de la fortaleza de la Alhambra, sonó
como es tradicional, pero no el tiempo y modo en que es costumbre, esperamos
lograr un acuerdo con el Patronato que administra el citado monumento, de forma
que quede asegurada la tradición y la modernidad.
A las siete y cuerto dio comienzo el Santo Rosario, que fue
dirigido por dos miembros de la Archicofradía del Rosario y de la Hermandad de
Jesús de las Tres Caídas.
A las ocho, con un templo abarrotado de fieles, dio comienzo
la Misa de Pontifical, celebrada por Monseñor Fray Juan José Larrañeta, obispo
emérito de Puerto Maldonado. El Sr. Obispo utilizó la mitra que fue de Mons.
Barbado Viejo obispo de Salamanca que en 1961 participó en la coronación
canónica de Ntra. Sra. del Rosario. Asistió a la Santa Misa el Teniente General
del MADOC y el Coronel Jefe de la Base Aérea de Armilla. También asistió una
representación de la Hermandad de la Zubia. El canto estuvo a cargo del coro
Santa Cecilia de la S. I. Catedral Metropolitana, con su organista Dña.
Concepción Vivas.
En la homilía Fr. Juan José Larrañeta, puso de manifiesto la
gratitud del pueblo cristiano a la Madre de Dios, y como en Granada Ntra. Sra.
del Rosario esta en el corazón de sus gentes, no ya por milagros y hechos
antiguos, como Lepanto, el milagro de la Estrella o la magnificiencia del
Camarín, sino por el acontecimiento moderno que supuso la coronación canónica
en 1961. También explicó el nacimiento del Rosario en tiempos de Ntro. Padre
Santo Domingo, y como a partir del descubrimiento de América, los misioneros
españoles, muchos de ellos Dominicos predicaron el Rosario como medio de
evangelización, por su sencillez y efectividad.
Tras la homilía se procedió a la ofrenda floral, donde los fieles
depositaron su ofrenda a los pies de Ntra. Sra. del Rosario, y eran bendecidor
por el Sr. Obispo.
Tras la eucaristía se canto la Salve Regina y el Himno del
Rosario, cerrándose así una jornada gloriosa en torno a nuestra madre, la
Virgen del Rosario.