ARCHICOFRADÍA

La Muy Antigua, Pontificia, Real, Ilustre y Venerable Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario Coronada es el organismo que tiene por misión dar culto a la milagrosa y venerada imagen de la Santísima Virgen del Rosario Coronada, Copatrona de la ciudad de Granada, Patrona del Barrio del Realejo y Capitán General de la Armada Española, así como extender la devoción al Santísimo Rosario.

Su fundación data del mismo año de la Reconquista, en concreto el día 5 de abril de 1492, siendo su fundador el Arzobispo Fray Hernando de Talavera y sus primeros cofrades los Reyes Católicos. Ante todo hay que tener en cuenta, que dada la gran cantidad de avatares que ha sufrido esta Archicofradía a lo largo de sus cinco siglos de historia, ha sido prácticamente imposible que se conserven fuentes documentales primarias de la época fundacional. Debido a esto, la mayor parte de fuentes históricas que han llegado a la actualidad, que dan indicios de la fundación en 1492, son indirectas. Sin duda la más esclarecedora es el acta del cabildo celebrado el día 11 de octubre de 1705, en la cual se expone claramente que la instauración de la corporación se llevó a cabo en 1492 por él primer ordinario de la ciudad, así como se menciona la existencia del libro y las reglas fundacionales, que aún debían custodiar en la época. Igualmente en el pleito que enfrentó a la Archicofradía con la Cofradía de la Concepción entre 1558 y 1578 se expone que: “Que desde que esta ciudad se ganó, fue erigida esta cofradía, por que en esta ciudad se comenzó en tiempo del prior Fray Alberto de Aguayo que fue el primero prior que uvo en el monesterio de Santo Domingo”2.

La fuente indirecta más antigua que se ha descubierto hasta el momento data del año 1508 y se trata  del testamento de Elvira de Luque, viuda de Marcos Herrera[3]. En las mandas que lo conforman se deja constancia de que esta señora quiere ser enterrada en el Convento de Santa Cruz la Real, y que la acompañe en el sepelio la Archicofradía del Rosario.

Hablar de la Archicofradía del Rosario es hablar de la Orden de Predicadores en Granada, ya que los frailes dominicos del Convento de Santa Cruz la Real al mismo tiempo que iban evangelizando todo el Reino de Granada, tal y como les encomendaron los Reyes Católicos, iban expandiendo la devoción al Santo Rosario y fundando Cofradías adscritas a dicho convento y que tenían por “matriz” a la Archicofradía granadina. Se conserva un libro que data del año 1775 en el que están anotadas estas cofradías: Armilla (1775), Alhama ( 1493 y revalidada en 1777), Alfacar (fundada en 1586 y revalidada en 1775), Albolote (1741), Alhendín (1762), Alcazor (1754), Albuñuelas (1798), Azabo (1767), Benalúa (1749), Benamejí (1793), Bérchules (1597), Colomera (1727), Churriana (1767), Cozvíjar ( 1781), Cogollos ( revitalizada en 1785), Cájar (1782), Cádiar (fundada en 1667 y revalidada en 1798), Cúllar (1756), Dílar (1770), Santa Fe (1684), Gabia (1755), Gojar (1772), Huétor Vega (1778), Güevéjar (1771), Jau (se incorpora a la de la parroquia de Santa Fe), Jayena (1784), Jete (1758), Jubiles (1731), Lanjarón (1691), Lobres (1734), Hospital de San Lázaro (1791), Mecina Alfahar (1670), Monachil (1738), Montefrío (fundada en 1582 y revalidada en 1796), Monte Santo de Granada- Sacromonte (1647), La Montillana (1795), Motril (fundada antes de 1679 y admitida en 1776), Murtas (fundada en 1609 y revalidada por vez primera por Fray Pedro de Sotomente y por segunda vez por Fray Antonio Gómez Aguilera), Narila (fundada en 1643 y revalidada en 1798), Negrite (1670), Nigüelas (1773), Ogíjares (1774), Órgiva (1783), Otura (1748), Padul (siglo XIX), Pinos Puente (1761), Pinos del Rey (siglo XIX), Pórtugos (fundada en 1713 y revitalizada en 1777), Pulianas (1614), Quéntar (1758), Salobreña (1773), Soportújar (1611), Turón (1743), Trevélez (1767), Válor (1704), Víznar (1667) y La Zubia (1678)[5].  

Este hecho supone en la actualidad, que la devoción a la Virgen del Rosario sea la más extendida por la provincia, donde es patrona de innumerables localidades: Albuñán, Alcázar, Aldeire, Alicún de Ortega, Armilla, La Calahorra, Calicasas, Castaras, Castillejar, Castril, Cenes de la Vega, Chauchina, Chimeneas, Cojáyar, Cullar – Vega, Escúzar, Gabia Chica, Galera, Gobernador, Guejar Sierra, Huetor – Santillán, Huetor – Vega, Jatar, Jayena, Juvines, Lachar, Lanjarón, Lenteji, Lugros, Maracena ( hasta 1954), Montillana, Peligros, La Peza, Picena, Pinos Genil, Policar, Polopos, Portugos, Pulianas, Purullena, Restabal, Rubite, Saleres, Salobreña, Turón, Ugijar (vulgo del Martirio), Villanueva de Mesía, Los Villares, La Zubia, etc.


De igual modo, hablar de la Archicofradía del Rosario y su historia, es hablar de la historia de Granada. Esta institución está vinculada a personajes  importantes de la ciudad y del barrio del Realejo. Según relata la tradición, la imagen de la Santísima Virgen de Rosario fue donada a esta corporación en 1552 por D.Diego de Castilla y Enríquez, IV Señor de Gor, y su esposa Dña. Beatriz Mendoza[6], así como, que fue llevada por el almirante granadino D. Álvaro de Bazán en la embarcación denominada como “La Loba”, a la batalla que se desarrolló el día 7 de octubre de 1571, la batalla de Lepanto[7]. A partir de este momento la devoción al Santo Rosario, y la imagen de la Virgen del Rosario (desde entonces conocida popularmente como “de Lepanto”) en la ciudad y la provincia de Granada, creció de forma desmesurada, alcanzando a convertirse en una de las devociones más importantes.  Un suceso que lo demuestra es que en el año 1628, unas terciarias dominicas deciden regalar un traje de plata, piedras preciosas y esmaltes a la imagen[8], siguiendo el patrón de los que se usaban en el momento en la corte española. De igual modo, en el siglo XVII acontecen otros dos acontecimientos fundamentales para la consolidación de la Virgen del Rosario, como gran devoción de la capital granadina y todo el Reino. Se tratan del milagro de las lágrimas acontecido en 1670 y el de la estrella de 1679, que salvaría a Granada de la peste. Este último fue sancionado por la autoridad eclesiástica, una vez efectuado el proceso pertinente, el día 12 de Octubre de 1679. A partir de estos sucesos, se produce el traslado de la imagen desde su primitivo emplazamiento, en la actual capilla del Dulce Nombre de Jesús, hasta la cabecera de la Iglesia. Esto supuso, por un lado, que se llevara a cabo una reforma en la cabecera de la misma hacia 1690, y por otro, que a su finalización se colocara la imagen de forma definitiva en el crucero del templo. También cabe destacar en este siglo, la creación del Patronato fundado en 1609 por el licenciado Don Pedro Cajal y Herrera, para dar dotes a religiosas y casar a doncellas pobres. 


Uno de los períodos de más esplendor para la Archicofradía es el siglo XVIII, momento en el que aporta a la Historia del Arte Universal, el que es sin duda el culmen de los camarines barrocos hispanos. Se trata de un monumento que se construye entre 1725 y 1773, y cuyo esplendor no es más que la materialización del amor y devoción de Granada por la Virgen del Rosario. En este periodo cabe destacar la labor del destacado miembro y benefactor de corporación, D. Pedro Pascasio de Baños, caballero veinticuatro de la ciudad. De igual modo, durante la estancia del rey Felipe V y su esposa doña Isabel de Farnesio en Granada en 1730, los monarcas obsequiaron a la Santísima Virgen del Rosario con un rico manto tejido con hilos de oro.

El siglo XIX fue una época marcada por avatares que afectarían a la corporación, tales como: la Ocupación Napoleónica, que supuso el expolio de gran parte del patrimonio de la Archicofradía o la Desamortización de 1836. Aunque también podemos destacar hechos memorables como la visita regia del año 1868, durante la cual visitaron el camarín y la imagen de la Virgen, la Reina Isabel II, su esposo e hijos, así como San Antonio María Claret. Tras esto, la soberana se proclamó Hermana Mayor de la Archicofradía y se inscribió en el libro canónico junto a su esposo e hijos. Algunos años antes, también se habían inscrito los duques de Montpensier, Don Antonio de Orleáns y Doña María Luisa de Borbón y Borbón. Finalmente, en el año 1891, Don Andrés Manjón y Manjón, consagró las Escuelas del Ave María a nuestra titular y la proclamó como Patrona de tan piadosa empresa.

El siglo XX estuvo marcado también por acontecimientos muy importantes como fueron el regreso de la Orden de Predicadores a Granada en 1951, la concesión de honores de Capitán General de la Armada Española a la imagen de la Virgen del Rosario en 1958 y la Coronación Canónica el 14 de mayo de 1961. Como obra social de esta última efeméride, la Archicofradía edificó el Colegio de Nuestra Señora del Rosario en la Calle Santiago. Igualmente, en el año 1988 fue canonizado por el papa San Juan Pablo II, el hermano de la Archicofradía Santo Domingo de Henares.

Durante el siglo en curso, podemos destacar una importante revitalización de la institución y la devoción hacia la imagen de la Virgen del Rosario. Entre el año 2007 y 2012, debido a los destacados valores artísticos y devocionales que posee el Camarín de Nuestra Señora del Rosario, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía decidió restaurarlo dentro del programa “Andalucía Barroca”. Así mismo, hay que destacar algunos acontecimientos importantes como es el caso del año Jubilar concedido por la Santa Sede, en el año 2011, con motivo del 50 aniversario de la Coronación Canónica de la imagen de la Virgen del Rosario o la celebración del 525 aniversario fundacional de la Archicofradía en 2017. En el año 2018, el Excelentísimo Ayuntamiento de Granada, en la persona del Señor Alcalde-Presidente, impuso la “Granada de Oro” a la Santísima Virgen, distinción concedida un año antes por dicha corporación con motivo del citado aniversario.  Finalmente, el día 9 de noviembre de 2019 fue beatificada en la Catedral de Granada, la Madre María Emilia Riquelme y Zayas, hermana de la Archicofradía, estando presidido el presbiterio en dicha celebración por la imagen de la Santísima Virgen del Rosario Coronada.

Fotografía extraída de Granada Digital.
   

En resumen, cinco siglos de historia, de cultura, de arte y tradición, pero sobre todo cinco siglos de devoción de Granada y del barrio del Realejo a la Santísima Virgen del Rosario que podemos resumir en las palabras del Cronista de Páramo hacia 1720:

Roba los corazones de todos, es el asilo de la ciudad entera y los granadinos la miran siempre como a Madre de misericordia y abogada segura”.